Todos los seres humanos, en todas las culturas, compartimos la intuición de que existe algo superior a nosotros: un Dios creador. Esta percepción universal sugiere que fuimos diseñados con la capacidad de reconocer y conectarnos con lo divino, lo que apunta a la existencia de un ser supremo que da sentido a nuestra vida.
Muchos ven a Jesús de Nazaret como un revolucionario, un líder de masas, un mago o un genio, pero Jesús afirmó ser mucho más que eso.
Afirmó ser Dios y vino para redimirnos de nuestros pecados a través de su muerte en la cruz. Su resurrección al tercer día fue la prueba de que sus palabras eran verdad.
Ningún académico serio pone en duda que Jesús murió crucificado.
El historiador ateo Gerd Lüdemann, afirma que "la muerte de Jesús como consecuencia de la crucifixión es indiscutible" y "una de las certezas más seguras de la historia."
No existe duda de que la tumba fue encontrada vacía al tercer día.
En los siguientes días, más de 500 personas afirmaron haber visto a Jesús vivo nuevamente, pudieron tocarlo y estar con él. Con un cuerpo, completamente restaurado.
Sabemos que nadie da su vida por una mentira. Los apóstoles vivieron con Jesús y murieron defendiendo la afirmación "Jesús ha resucitado". Hoy podemos debatir si realmente lo vieron vivo nuevamente, ellos no tuvieron ninguna duda en dar su vida por la verdad.
Más de 5.800 manuscritos antiguos confirman esto, fuentes independientes y testigos presenciales. A pesar de la persecución sufrida, la afirmación "Jesús es Dios" se extendió por el mundo, hoy un tercio de la población mundial es cristiana.
Si toda esta información te ha dado algo que pensar, te dejo una ultima idea y una PROPUESTA MUY PODEROSA.
Juan 11:25-26: "Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?"